“Jehová, ¿Quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo?” (v.1)
Este Salmo, escrito por David, es una reflexión profunda sobre quién tiene el privilegio de vivir en la presencia de Dios. No se trata de posición social, apariencia religiosa ni conocimiento teológico. Se trata de carácter. El que habita con Dios es alguien que vive con integridad, justicia y verdad.
Características del que habita con Dios:
1. Integridad personal (v.2):
Camina rectamente, hace justicia y dice la verdad desde su corazón.
2. Control de la lengua (v.3):
No calumnia ni difama, no hiere con sus palabras.
3. Amor al prójimo (v.3):
No hace daño al vecino ni acepta acusaciones injustas contra otros.
4. Respeto y honra a Dios (v.4):
Rechaza lo vil y honra a los que temen al Señor.
5. Fidelidad y compromiso (v.4):
Aunque su palabra le cueste, la mantiene.
6. Justicia económica (v.5):
No presta con usura ni acepta sobornos para dañar a otros.
Promesa final:
“El que hace estas cosas, no resbalará jamás.” (v.5)
Esto no significa ausencia de problemas, sino firmeza espiritual. Quien vive de esta manera, camina seguro, estable, en paz con Dios y con los demás.
Oración:
Señor, purifica mi corazón y ayúdame a vivir en integridad. Que mis palabras y acciones reflejen tu justicia. Enséñame a honrarte con mi vida diaria. Quiero habitar en tu presencia, permanecer firme en ti, y reflejar tu carácter a los que me rodean. Amén.
Ps. Marcia Gómez Apasionada por compartir reflexiones basadas en la Palabra de Dios.
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