¿Puede el etíope cambiar de piel, o el leopardo quitarse sus manchas? ¡Pues tampoco ustedes pueden hacer el bien, acostumbrados como están a hacer el mal! Jeremías 13:23
Hacer el mal… Una costumbre y las costumbres se vuelven parte de nuestras vidas, se vuelven residentes del inconsciente y es que hacer el mal no se trata en ocasiones de «grandes hechos» se trata del dominio del ego, del orgullo en la dirección de nuestras vidas. Nuestro viejo hombre no cambia, debe morir para que la nueva vida en Cristo se desarrolle y «hacer el bien» como El lo hizo, se convierta en el purificador de intenciones y actitudes y motivaciones. Ni el leopardo puede quitar las manchas ni el etíope cambiar su piel ni nosotros podemos sin el Espíritu Santo desarraigar el mal en nuestras vidas.
Dos opciones: o dejamos viejas costumbres y hábitos conociendo que en nuestro ego habita el mal; o apropiados y fundamentados de nuestra nueva vida en Cristo y nueva identidad vivimos como hijos del bien; que no es otra cosa que dejar que Cristo se manifieste y glorifique al Padre en todo lugar y circunstancia. El bien tiene que ver con vivir en el consejo y obediencia a Dios.
Hay cosas que a los ojos humanos parecen buenas y correctas pero a los ojos del cielo son maldad. El cielo pesa la actitud, intención y motivación con la acción . 1 Corintios 7: 18
Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Romanos 8:1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
¡Decisiones! ¿El mal? ¿O el control del Espíritu? Oremos y Decidamos con sabiduría.
Ps. Fanny