Romanos 12:18 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con
todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad
lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el
Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale
de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No
seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.

El amor y la misericordia son “ascuas de fuego” en la mente del enemigo; el fuego
de Dios que tiene el propósito de llevar a la reflexión y al cambio de
comportamiento. vemos Todo tipo de enemistades vestidas de manera elegante
que se manejan con todo tipo de «etiqueta social”. ¿Pero qué pasa cuando la
enemistad es interna y se dirige contra nosotros mismos? Dios nos manda a
amarnos primero para luego amar a otros. El amor a otros empieza en la Valía y
estimación propia y está dirigido a pensar y vernos como Dios nos ve: amor y
misericordia en primer lugar. El consejo del Espíritu: no seas vencido de lo malo
«vence con el bien el mal». 

PS. Fanny